Un satélite construido por Boeing parece haber explotado en órbita
El mal año de Boeing en el espacio continúa. Tras el problemático primer vuelo tripulado de su nave espacial Starliner, ahora parece que un satélite diseñado y construido por la compañía ha explotado en órbita. Se informó que el satélite Intelsat 33e experimentó una anomalía la semana pasada y ahora se ha confirmado que el satélite se ha perdido por completo.
El satélite formaba parte de la constelación Epic del proveedor de servicios satelitales Intelsat y su pérdida provocó una interrupción en los servicios de comunicación para clientes en Europa, África y partes de la región de Asia y el Pacífico. La Fuerza Espacial de Estados Unidos confirmó que el satélite se había desintegrado y que estaba rastreando 20 fragmentos de escombros, según SpaceNews .
Si bien es típico que los satélites sean desorbitados al final de su vida útil y, a veces, los satélites pueden incluso estar a punto de colisionar , es inusual que un satélite explote cuando realiza operaciones normales. Aún no hay información sobre la causa de la rotura del satélite, pero presumiblemente fue un fallo grave de parte del hardware a bordo.
"Intelsat informó hoy que la anomalía revelada anteriormente el 19 de octubre resultó en la pérdida total del satélite Intelsat 33e", escribió Intelsat en un comunicado. “Estamos coordinando con el fabricante del satélite, Boeing, y agencias gubernamentales para analizar datos y observaciones. Se ha convocado una Junta de Revisión de Fallas para completar un análisis integral de la causa de la anomalía. Desde la anomalía, Intelsat ha estado en diálogo activo con los clientes y socios afectados. Los planes de migración y restauración del servicio están en marcha en toda la flota de Intelsat y en los satélites de terceros”.
El peligro de tales explosiones no se limita sólo a los problemas que causan a las empresas y personas que dependen de ellas para comunicaciones y otros servicios. La verdadera amenaza es que las desintegraciones no planificadas pueden arrojar una gran cantidad de desechos espaciales, cuyos fragmentos viajan a altas velocidades. Si estos escombros impactan contra otros satélites o naves espaciales, pueden causar daños terribles. Incluso existe la teoría de que la proliferación desenfrenada de basura espacial podría aislar a los humanos del espacio al hacer que las órbitas sean demasiado peligrosas para atravesarlas.
En este caso, la Fuerza Espacial dijo que no observó “amenazas inmediatas” pero que continuaría realizando evaluaciones de los escombros.
Un satélite anterior de la misma serie Intelsat, Intelsat 29e, también se perdió tras una “anomalía” apenas tres años después de su lanzamiento. En ese caso, el problema se debió a un problema en el sistema de propulsión que provocó una fuga de propulsor. Intelsat 33e se lanzó seis meses después de ese satélite en agosto de 2016.