La IA se combina con tecnología antigua para devolverle la voz a una mujer

La británica Sarah Ezekiel perdió la voz después de desarrollar la enfermedad de la neurona motora (EMN) hace 25 años y desde entonces habla con lo que ella misma describe como una “voz de robot elegante”.

La EMN es una enfermedad neurológica progresiva que daña los nervios que controlan los músculos, lo que provoca debilidad y, finalmente, parálisis. Tras unos cinco años con la enfermedad, Sarah pudo usar tecnología de reconocimiento ocular que le permitió escribir y hablar con una voz sintética, similar a la del fallecido físico Stephen Hawking, según informó la BBC .

Si bien la voz artificial le permitió seguir comunicándose a través del habla, Sarah dijo que nunca le gustó realmente cómo sonaba y que deseaba poder comunicarse con sus hijos, ahora adultos, usando su voz real.

Entra en escena una empresa de tecnología del Reino Unido llamada Smartbox, que dijo recientemente que podría ayudarla siempre que hubiera una grabación de audio de la voz real de Sarah con la que pudiera trabajar.

La familia encontró una vieja cinta VHS con imágenes de Sarah, pero el audio de ella hablando sólo duraba ocho segundos y estaba oscurecido por el ruido de fondo.

Trabajando con diversas tecnologías de IA, como el Aislador de Voz de ElevenLabs, Simon Poole de Smartbox logró clonar la voz de Sarah e incorporarla a su software de voz. Puede escuchar el impresionante resultado en este reportaje de BBC News .

Al escucharla hablar con su voz real por primera vez, su hija Ava le contó a la BBC: «Fue increíble. Todavía lo estoy asimilando. Escucharlo ahora en mi vida diaria, todavía me sorprende».

Agregó: “Podemos sentir quién es ella como persona: mamá no es solo una persona discapacitada en una esquina con un robot que no se relaciona con ella”.

La historia de Sarah muestra cómo la última tecnología no sólo puede restaurar el habla de una persona, sino también, al permitirle hablar con su propia voz (aunque sintética), ayudarla a recuperar su identidad y reconectarse emocionalmente con sus seres queridos.

“Después de tanto tiempo, no podía recordar bien mi voz”, dijo Sarah. “Cuando la volví a escuchar, sentí ganas de llorar. Es una especie de milagro”.