La IA ahora escribe artículos de investigación mientras los científicos lidian con la cruda realidad.

Qué sucedió: acaba de publicarse un gran estudio global que muestra que la IA prácticamente se ha apoderado del mundo de la investigación académica.

  • Un informe de Wiley descubrió que el número de investigadores que utilizan IA en su trabajo diario se ha disparado, pasando de poco más de la mitad el año pasado a un enorme 84% ahora.
  • Pero aunque casi todo el mundo lo utiliza, también están empezando a pedir más reglas y apoyo a sus instituciones.
  • Parece que todo el mundo se ha subido al tren y ahora está intentando averiguar hacia dónde se dirigen las vías.

Por qué esto es importante: Pero aquí está el giro interesante: la mayoría de los investigadores no utilizan una IA sofisticada y especializada diseñada para la ciencia.

  • Solo usan herramientas cotidianas como ChatGPT . Esto apunta a un problema mayor: usan lo que es fácil y está disponible, no necesariamente lo mejor o más seguro para el trabajo.
  • Es evidente que la gente aún tiene inquietudes. A muchos les preocupa que la IA simplemente invente cosas, y muchos también temen los riesgos para la privacidad .
  • Curiosamente, el entusiasmo inicial se ha calmado un poco: ahora menos gente piensa que la IA es más inteligente que los humanos.
  • Pero aún así, una gran mayoría dice que es una gran ayuda para generar ideas y simplemente hacer el trabajo más rápido.

Por qué debería importarme: El papel cada vez más importante de la IA en la investigación no se trata solo de automatización , es Por qué debería importarme: Esta no es solo una historia para científicos en un laboratorio; nos afecta a todos.

  • Se trata de cómo se crean el conocimiento y los hechos que dan forma a nuestro mundo.
  • Se trata fundamentalmente de confianza. Sin reglas claras, existe un riesgo real de que se filtren investigaciones erróneas o incluso falsas.
  • Por eso, la mayoría de los investigadores ahora piden directrices claras. Quieren que las editoriales sean transparentes sobre lo que está permitido y creen que cualquiera que utilice IA en su trabajo debería estar obligado a declararlo.
  • Este es un cambio enorme que modificará la forma en que decidimos en qué ciencia podemos confiar.

¿Qué sigue? Entonces, ¿hacia dónde nos dirigimos? El gran reto es acortar la distancia entre lo que la IA puede hacer y cómo la gente realmente la usa. Las universidades y las editoriales deben avanzar con mejores herramientas, capacitación adecuada y normas claras y transparentes.

A medida que la IA se vuelve aún más inteligente, descubrir cómo usarla responsablemente será la prioridad. En resumen, los próximos dos años serán una travesía frenética, llena de debates sobre cómo lograrlo.